Por Germán Martínez Lizarzaburu.
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Ese día era Navidad. |
Salió como siempre a la misma
calle y un aire fresco viajaba limpio sin polvo ni papeles, eran las 10 am, en
el mismo corazón de la ciudad, el trajín de los pueblerinos estaba pegado a los
escaparates de juguetes chimbos los de a una luca. Caminaba como quien no
esperaba nada de los días de él hasta las aves sabían su nombre conocían sus
pasos, aprendieron sus garabatos, pero él solo escuchaba su trova, solo
confiaba en su fuerza, en su fe personal, su amor ajeno, se creía
autosuficiente, celebraba su cumpleaños y toda festividad cuando tuviera el dinero
para derrocharlo ¡pamplinas! Los días de San Valentín, las fiestas patrias, la
navidad, todo las fiestas eran igual. Y ese día era Navidad, el hombre caminaba
apurando su canto que lo expandía el viento y nadie le escuchaba, los pobres
como moscas embelesados con las cosas que compren los pitucos y todo lumpenesploretarios
siguen esperando que se revevuelva la tortilla; nuestro personaje iba como los demás
por la ciudad. Mientras tanto las autoridades, las damas de sociedad, los clubs
y todos cuanto deseaban algo como en campaña política con un sonrisita hipócrita,
regalan chocolate panetón juguetes chinos de tres por una china (ósea dan lo
que le sobra y no de corazón), les encanta la pose, la foto para la prensa, ah
y el besito al desnutrido, hasta allí la navidad solo es un producto de la globalización con un papá Noel pelotudo vestido con un traje polar a cuarenta
grados de temperatura en plena selva peruana. Ese día todos tenían su navidad, esas
fechas todas compran regalos o regalan un panteón con bromato y corrían con un
juguete arrastrando de los brazos a sus niños. Día aquel para él ya nadie lo
conocía, pasaban sin verlo se había vuelto invisible, ¡Recorcholis invisible!
.El ser invisible le dio poderes se sintió útil mucho más de cuando pintaba
recontra mejor que cuando era poetas y sin tomar armas y sin tener ideas
humanas de palo contra palo, alzo los brazos y le crecieron alas y movió las
alas y se levantó del suelo y una voz nueva como la del tiempo
le dijo, Jo, jo, jo, ¡hoy es Navidad!, quiero
que cambies este día, deseo que la sonrisa de los niños de la selva se escuche
por el mundo entero, le ordeno una voz divina … y cambiaras los corazones
de los oprimidos ya sean de los pobre o de
los ricos solo con tocarlos, que los corta arboles
dejen los bosques y regresen
a sus casas y que los luchadores sean
militares o guerrilleros boten sus armas y trabajen juntos por una nación
mejor. –Señor, quiero dar nueva ideas a los presos sociales, a ellos que se
encuentra en las cárceles que ha creado el hombre culto e inteligente y a esos
que se encuentran prisioneros de sus actos y temerosos en su casa porque su
conciencia no les dejan en paz. - Sí también harás eso y mucho más,
ayudaras
y sanaras a los enfermos dijo
la voz del tiempo. – Entonces haré que la pobreza sea desterrada de la tierra,
y la maldad sacada la de este mundo de mierda. También puedo ayudar a los
artistas para que sean conocidos y haré además que el campo produzca como nunca
y que los periodistas siempre escriban la verdad y que los políticos no engañen
otra vez más y por último haré que la gente hable palabras dulces...
a los hombres de buena voluntad. Jo, jo, jo,
jo, jo….
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Tu presencia malogra la navidad. |
Un cubetaso
de agua fría y mal oliente le impacto en la cara –¡ Levántate borracho de
mierda que tu presencia malogra la Navidad! . Entre patadas y baldados con agua
era levantado y una multitud se había reunido ante sus ojos, agarro sus
humanidad acuestas y la puso al hombro, dejando sus alas de cartón en el suelo
y sus pasos se perdieron por la misma calle de siempre a las 10 am, y nadie
escuchaba la navidad que lleva el viento con un mensaje de amor y paz.
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