miércoles, 8 de enero de 2014

EL HOMBRE QUE BUSCABA LA NAVIDAD


Por Germán Martínez Lizarzaburu.
Ese día era Navidad.
Salió como siempre a la misma calle y un aire fresco viajaba limpio sin polvo ni papeles, eran las 10 am, en el mismo corazón de la ciudad, el trajín de los pueblerinos estaba pegado a los escaparates de juguetes chimbos los de a una luca. Caminaba como quien no esperaba nada de los días de él hasta las aves sabían su nombre conocían sus pasos, aprendieron sus garabatos, pero él solo escuchaba su trova, solo confiaba en su fuerza, en su fe personal, su amor ajeno, se creía autosuficiente, celebraba su cumpleaños y toda festividad cuando tuviera el dinero para derrocharlo ¡pamplinas! Los días de San Valentín, las fiestas patrias, la navidad, todo las fiestas eran igual. Y ese día era Navidad, el hombre caminaba apurando su canto que lo expandía el viento y nadie le escuchaba, los pobres como moscas embelesados con las cosas que compren los pitucos y todo lumpenesploretarios siguen esperando que se revevuelva la tortilla; nuestro personaje iba como los demás por la ciudad. Mientras tanto las autoridades, las damas de sociedad, los clubs y todos cuanto deseaban algo como en campaña política con un sonrisita hipócrita, regalan chocolate panetón juguetes chinos de tres por una china (ósea dan lo que le sobra y no de corazón), les encanta la pose, la foto para la prensa, ah y el besito al desnutrido, hasta allí la navidad solo es un producto de la globalización con un papá Noel pelotudo vestido con un traje polar a cuarenta grados de temperatura en plena selva peruana. Ese día todos tenían su navidad, esas fechas todas compran regalos o regalan un panteón con bromato y corrían con un juguete arrastrando de los brazos a sus niños. Día aquel para él ya nadie lo conocía, pasaban sin verlo se había vuelto invisible, ¡Recorcholis invisible! .El ser invisible le dio poderes se sintió útil mucho más de cuando pintaba recontra mejor que cuando era poetas y sin tomar armas y sin tener ideas humanas de palo contra palo, alzo los brazos y le crecieron alas y movió las alas y se levantó del suelo y una voz nueva como la del tiempo  le dijo, Jo, jo, jo, ¡hoy es Navidad!, quiero que cambies este día, deseo que la sonrisa de los niños de la selva se escuche por el mundo entero, le ordeno una voz divina … y cambiaras los corazones  de los oprimidos ya sean de los pobre o de los ricos solo con tocarlos, que los corta arboles  dejen los bosques y regresen  a sus casas y que los luchadores sean militares o guerrilleros boten sus armas y trabajen juntos por una nación mejor. –Señor, quiero dar nueva ideas a los presos sociales, a ellos que se encuentra en las cárceles que ha creado el hombre culto e inteligente y a esos que se encuentran prisioneros de sus actos y temerosos en su casa porque su conciencia no les dejan en paz. - Sí también harás eso y mucho más, ayudaras  y sanaras a los enfermos dijo la voz del tiempo. – Entonces haré que la pobreza sea desterrada de la tierra, y la maldad sacada la de este mundo de mierda. También puedo ayudar a los artistas para que sean conocidos y haré además que el campo produzca como nunca y que los periodistas siempre escriban la verdad y que los políticos no engañen otra vez más y por último haré que la gente hable palabras dulces...  a los hombres de buena voluntad. Jo, jo, jo, jo, jo….
Tu presencia malogra la navidad.
Un cubetaso de agua fría y mal oliente le impacto en la cara –¡ Levántate borracho de mierda que tu presencia malogra la Navidad! . Entre patadas y baldados con agua era levantado y una multitud se había reunido ante sus ojos, agarro sus humanidad acuestas y la puso al hombro, dejando sus alas de cartón en el suelo y sus pasos se perdieron por la misma calle de siempre a las 10 am, y nadie escuchaba la navidad que lleva el viento con un mensaje de amor y paz.

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